Las gafas negras
John Dickson Carr

21,50 I.V.A. incluido

Los sospechosos son los testigos; cada uno de ellos puede servir de coartada a otro. Por lo tanto, nadie puede haber asesinado a Marcus Chesney. Entonces, ¿por qué está muerto?

Se necesitará a Gideon Fell para desentrañar el misterio en este clásico de la Edad de Oro.

Pocas veces el género policial nos ha deparado una mezcla tal de emoción e inteligencia. Casi nunca de forma tan divertida. Calabuig y Navarro

Las gafas negras hace evidente la suerte que tuvimos de que existiera John Dickson Carr. Se trata, desde luego, de la mejor novela enigma jamás escrita.
Jim Noy

Descripción

Según Marcus Chesney, los testigos oculares nunca resultan fiables. Las personas siempre son incapaces de relatar con precisión lo que acaban de ver. Para demostrar su teoría, Chesney organizó una pequeña representación teatral. Delante de un grupo de espectadores, se sentó tranquilamente en su despacho. Al momento, un siniestro fantoche entró en la estancia, se acercó a él y… ¡lo asesinó!

Los sospechosos son los testigos; cada uno de ellos puede servir de coartada a otro. Por lo tanto, nadie puede haber asesinado a Marcus Chesney. Entonces, ¿por qué está muerto?

Se necesitará a Gideon Fell para desentrañar el misterio en este clásico de la Edad de Oro.

ESTÁ USTED INVITADO A PRESENCIAR UN ASESINATO. Tenga cuidado con las trampas porque hay muchas. ¿ES USTED UN TESTIGO FIABLE?

 

«La composición de un buen asesinato exige algo más que un par de idiotas que matan o mueren, un cuchillo, una bolsa y un callejón oscuro. El diseño, señores, la disposición del grupo, la luz y la sombra, la poesía, el sentimiento se consideran hoy indispensables en intentos de esta naturaleza. Ya hemos dado lo suficiente a la moralidad: ha llegado la hora del buen gusto y de las Bellas Artes».
Thomas de Quincey